sábado, 29 de noviembre de 2008

Sociocentrismo tecnológico: orientación estratégica de la innovación social


Uno de los debates de mayor trascendencia en la Teoría de las Organizaciones ha sido el papel que desempeña la tecnología. El impacto de los sistemas de producción clásicos (a medida, en serie, por procesos o contínuo) y los más actuales (producción ajustada o flexible) en el desarrollo organizativo, el ajuste y el papel que juegan las personas (sistemas sociales) en el uso y aplicación de dichas tecnologías (los denominados sistemas sociotécnicos) así como el necesario equilibrio, o la búsqueda de procesos imprescindibles para generar innovación en dicho ámbito constituyen algunos de los ejes más relevantes entre los que se circunscribe la reciente literatura teórica y empírica.
Generalmente, y salvo destacadas excepciones, el avance tecnológico no ha sido muy bién visto en los sectores sociales social hasta fechas recientes. El perenne dilema estratégico “factor capital versus factor trabajo” (o empresas de capital versus empresas de personas) ha sido proclamado en reiteradas Sin embargo, esta percepción ha ido cambiando paulatinamente y la tecnología se ha convertido como un referente imprescindible para el desarrollo empresarial. De hecho, la incorporación de las nuevas tecnologías constituye un aliado indiscutible para la necesaria capitalización empresarial de todas las organizaciones –lucrativas y no lucrativas- y representa el acicate que pone a prueba, a diferentes niveles de gestión, las opciones estratégicas tanto de equipos directivos como de su base social ya que representa un desafío para el cambio en todos los niveles. La integración armónicade la tecnología en el tercer sector presentan, a nuestro juicio, un denominador común: sitúan a los stakeholders claves (asociados, donantes, patrocinadores,...) como los primeros perceptores de las mejoras que supone esta integración tecnológica: rapidez en el servicio, transparencia, y mayores opciones de participación. La tecnología es un elemento clave para el desarrollo. Ningún sector de actividad –público o privada- cuestiona esta afirmación. Hoy día, el tercer sector tampoco. Pero su integración armónica en este tipo de empresas requiere que las personas sigan constituyendo el centro.

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