jueves, 4 de diciembre de 2008

Voluntariado en contexto laboral: un perfil a nivel europeo


Mañana, 5 de diciembre,se celebra el Día Internacional del Voluntariado: una oportunidad para que las agencias gubernamentales, las organizaciones sin ánimo de lucro, los grupos comunitarios, el sector privado y las organizaciones de voluntarios realcen la labor de aquellos/as que realizan una aportación personal de manera silenciosa pero eficaz. La concepción de la actividad de voluntariado ha ido evolucionando paulatinamente a lo largo de las últimas décadas. Por ejemplo, plantearse en el siglo en el XX que un trabajador tuviese ganas de donar parte de su tiempo para ejercer labores de voluntariado – dado que el empleo remunerado supone una restricción limitadora-, o que una empresa se preocupara por establecer un programa específico para canalizar este tipo de sensibilidades, resultaba altamente improbable. De este modo se ha considerado amenudo que la fuerza de trabajo voluntaria se focalizaba en personas laboralmente inactivas –jóvenes, mujeres, jubilados/as- con mucho tiempo libre. Esta concepción tradicional ha cambiado. Hoy día se considera al trabajo como un mecanismo de integración social que contribuye a desarrollar habilidades cívicas, entre las que se incluyen las de voluntariado. Estos y otros motivos justifican que en muchas organizaciones ciertas iniciativas de solidaridad individual y colectiva promovidas por los trabajadores, se han traducido en programas que encauzan formalmente la actividad de voluntariado hasta llegar a ser adoptada como una iniciativa organizativa: el 90% de las 500 empresas destacadas por la revista Fortune tienen programas de voluntariado. La demanda creciente en la sociedad de mayores niveles de responsabilidad social corporativa -a nivel externo- y las expectativas de crecimiento y desarrollo personal por parte de los empleados -a nivel interno- han sido factores catalizadores de esta transformación organizacional.Este cambio de tendencia también ha tenido su impacto en la forma de concebir la relación entre empresas y organizaciones del Tercer Sector. De este modo, una de sus energías claves -el voluntariado– no se nutriría tan sólo de personas laboralmente inactivas sino de individuos comprometidos independiente de su situación laboral-profesional. Por tanto, las empresas no serían necesariamente un obstáculo para la generación de actividad voluntaria, sino incluso podrían ser aliadas para fomentar y potenciar su desarrollo. El pasado verano presentamos en el ISTR celebrado en Barcelona, los resultados de un estudio a nivel europeo en donde demostrábamos con un modelo de regresión logística los distintos factores condicionantes para ser trabajador/a y voluntario/a a la vez. Así, tanto la edad como la implicación de los individuos en tareas del hogar y del cuidado de hijos aumenta la probabilidad de voluntariado. Igualmente se ha demostrado la importancia de la vinculación a la comunidad: aquellos sujetos más implicados con su entorno –lo que se ha constatado a través del grado de participación de estos en actividades de naturaleza política, sindical, deportiva, cultural, etc.– muestran una tendencia mucho más acuciada hacia el voluntariado. En cuanto a los factores contextuales, se ha puesto de manifiesto que ciertas condiciones laborales que regulan el tipo de actividad que desarrolla el sujeto en su puesto de trabajo pueden facilitar o coartar el compromiso individual con las tareas de voluntariado. De este modo, se constata que el voluntariado es más frecuente entre aquellos asalariados con mayor estatus profesional (aquellos que asumen responsabilidades directivas, disponen de autonomía sobre el contenido de una actividad que exige una elevada demanda emocional y desempeñan tareas no monótonas cuyo ritmo no viene condicionado por el uso de sistemas automatizados que limiten la iniciativa individual) y entre los que tienen menores restricciones de tiempo: empleados con contratos temporales y/o a tiempo parcial, que tienen cierta capacidad para decidir su horario y que, en todo caso, trabajan menos de diez horas al día. A nivel sectorial, si bien la contribución de esta categoría de variables fue muy limitada para explicar el compromiso con el voluntariado, se ha comprobado que trabajar en el sector público aumenta la probabilidad de donar tiempo a este tipo de actividades. Por último, una aportación novedosa de este estudio radica en la constatación de que el grado de desarrollo del país donde vive una persona puede posibilitar u obstaculizar el progreso de los sentimientos personales hacia el voluntariado, de tal manera que en las naciones menos desarrolladas las manifestaciones de voluntariado son menos frecuentes. No obstante las cifras de voluntariado están descendiendo en algunos paises. Retos: ¿están gestionando adecuadamente el potencial y el talento de los nuevos voluntarios? ¿Saben las empresas realmente lo valiosas y el potencial que tienen muchas de las personas que trabajan en ellas? ¿Consideran las empresas el voluntariado corporativo una herramienta para promover el compromiso con la organización y también con la sociedad?

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